No era la primera vez que llegaba a esa puerta sobre Niceto Vega, Fernet en mano. No era la primera vez que el gran Emilio y doña Juli me abrían las puertas de su casa y post cálido abrazo me invitaban a pasar - a mí como a tantos otros fans- a disfrutar de una nueva noche de música en vivo desde el mismísimo jardín de su casa. Pinturas, instalaciones, comida casera y bebidas de todos los tamaños y colores lo invitan a uno a sentirse protegido bajo la luz tenue que regalan las noches de fiesta. y todos están ahi, como en el cuarto de juegos de una infancia feliz que parece no tener fin. prohibido aburrirse, prohibido no tocar. La siempre local "Como un jardín" suele acampar en el fondo, y acompañados por algunos invitados, entre las plantas que adornan el patio, se apropian de los cráneos de un público tan variado como sorprendido. Y es entre esta variedad de público donde se cruzan los ejes cartesianos de dos historias cuya hipérbola termina yéndose al carajo.
En esta noche como tantas otras noches, el perro del vecino, apostado sobre el filo del balcón cuan tarta pascualina que acaba de ser sacada del horno, escucha ensimismado cada uno de los temas de la banda, sumido en una suerte de sueño porno, y al final de cada uno ladra sin cesar pidiendo bis. Durante la velada los vecinos suelen asomarse a hacerle compañía al perro, lo bajan para luego subirlo cada tanto, como si el perro-tarta no se terminara de enfriar nunca.
Pero en esta noche en particular, el perro tarta, poseso como el motoquero de crónica y firme junto al pueblo, cuando la noche comenzaba a tomar ribetes rockanroleros, HIZO MOSH. Si, saltó. Estaba pero ya no. alguien preguntó (no tan por lo bajo) dónde estaba el perro. PARAME LA MÚSICA! -se escuchó. ESTABA AHI. YO NO LO VI. LOS VECINOS? CÓMO SE LLAMA EL PERRO?! el balcón daba a un pasillo oscuro, pegado a la medianera del jardín donde el murmullo nervioso se acrecentaba a cada momento. Inmediatamente comenzaron a pulular de boca en boca y de oreja en oreja un sinfín de anécdotas que incluían todo tipo de mascotas, saltos al vacío, mascotas envasadas al vacío, y más. LOS VECINOS SON UNOS HIJOS DE PUTA. AL PERRO SEGURO, SEGURO LE PEGAN. LLAMEN AL 911! PARA MÍ AL RROPE LO MATÓ EL "REFILÓN". AHI TOQUÉ EL TIMBRE Y ME DIJERON "GORDO CHANCHO". En el medio del cachengue estalló un rumor. Un rumor que se hizo fuerte mientras yo intentaba subirme a la medianera, mientras una minita (con un escote para que se le tiren todos los perros todos) me decía "bajate de la palmera, si te ve la dueña te caga a patadas!". "La palmera es su hábitat natural, no lo extingas" -retrucó una voz familiar. Ahi comenzó un capitulo del Discovery channel sobre el cuidado de la flora y la fauna y los derechos de los animales y los vegetales sean o no parte del staff del estado. "Todo culpa del faaaaaaaaaaaaso" - citaron con voz capussoteada un par de novios de mabel. CHE, EL PASILLO ESTÁ OSCURO, NO SE VE NADA. EL VECINO VIVE EN EL CONTRAFRENTE! CHE NO VOLVIERON A SALIR AL BALCÓN. SE FUGARON?! SE FUGARON! UUUUU UNA FUGAZZETA DE LA MESETA COMO PEGA EL FAAAAAAAAAASO. El rumor de que el perro nunca había existido, que era producto de nuestra imaginación, que era un error de la Matrix, se apoderó de la fiesta. Pasaron los minutos, pasó el fernet y la birra, pasó mabel (que linda que estaba esa noche), pasó el morfí y quiéranlo o no, el perro mosh pasó a la historia.La banda siguió tocando, después le hicieron lugar a los mp3, las nenas, VOLARÉ! O-O! y cuando los vecinos pegaron el grito en el cielo se apagó el equipo y comenzó la fiesta para unos pocos: cada uno con un instrumento musical (vale todo lo que suena) le dimos paso a la salida del sol y cuando se acabó el alcohol, tasa tasa, a desayunar a Pedraza. Pero Pedraza estaba cerrado así que terminamos cada uno en donde pudo.