23.2.08

LO PERDIMOS A MESSI

Me acabo de despertar de una siesta sabática, producto de un madrugón con fines cumpleaño-médicos. No se bien porqué pero recíen mesenggeriando con mi amigo “el negro” decidimos de común acuerdo que de ahora en más cuando tenga un sueño de esos que valen la pena contar, se los cuente por escrito. Asi que ahí va, espero tengan la almohada y los pochochos bizarros a mano.


Estoy cenando unos huevos rellenos, aunque en la mesa hay bastantes cosas para elegir. Cosa ya rara porque en mi casa aunque se come variado y rico, en cada cena particular hay plato principal + ensalada o puré, algunos morroncitos por ahí, coca Light y de la que toman los humanos. La cocina (no era mi cocina de la vida eral) estaba medio en penumbras, como si se hubieran quemado algunas bombitas, y además la tele parecía encendida, cuando siempre se apaga para la cena (porque sino no se puede discutir tranquilo, mierrrda carajo!). Mi vieja estaba charlando del chico este: que no salía del cuarto … que estaba todo el día con la compu y los mensajitos del celular … que se le iba a enfriar la comida, y yo me acuerdo que hice un chiste alusivo (no muy bueno sino me acordaría, no?) y en eso mi hno me codea y me dice “pará! pará! que ahí viene”. Ahí nomás me doy vuelta y en el lugar que suelo ocupar en la mesa estaba sentado Messi, pero era más chiquito. El Messi de mi sueño tiene 11 años, ponele. (psicólogos por favor analicen esto, no tiene desperdicio)

- Yo: “que hacés, pendejo?” (Messi me choreó el lugar A MI!)

- Minimessi: “esta piba no para de llamarme” (nervioso, sin dejar de boludear con el celular)

- Mi viejo: “cual de todas?” (chiste malo típico)

- Mi vieja: “dale, comé que se enfría!” (rezongo materno típico)

“RIIIIIIIIIIIIIIIIIING!” SUENA EL TELÉFONO DE LÍNEA.


Mi viejo se levanta a atender (tarda como siempre pero se ve que la pendeja esta encaprichada porque suena y suena hasta que llega mi viejo)

- Mi viejo: “es…” (puta madre no me acuerdo el nombre pero tenía nombre de pendeja con vos de pito, les juro)
- Yo: “Dejá, yo me encargo” y ante la mirada atónita de Messi fui a atender y 10 segundos más tarde me volví a sentar en la mesa no sin antes decirle “no te va a llamar nunca más”.
Seguimos comiendo y 10 segundos después - ante las caras de “quién mierda le habrá pasado el número” - vuelve a sonar el celular del minimessi.

Ahora no me pregunten como, estamos por entrar al shopping, quizás sea el Abasto (mis sueños son siempre en buenos aires porque no soy un tipo de mundo, sin ir más lejos nunca conocí la feria de mataderos! Últimamente estoy revirtiendo esa situación, como verán en posts anteriores, pero no me quiero escapar por la tangente así que sigo con mi sueño)

Estamos recién entrados al shopping y Messi sigue sin despegarse de su celular (pobre, es preadolescente, le sacás el celular y se desintegra! Encima es medio timidón) Le digo que mejor se ponga mi buzo con capucha pa que no lo descubran así nomás y se lo prueba, pero le queda grande (No es que sea yo taaan groso, es él que en mi sueño tiene 11 años) Igual se lo pone y me agradece, aunque yo pienso que es uno de esos préstamos que no tienen devolución, pero que a uno le gusta regalar. Estuvimos paseando por ahí y no se de dónde (no sólo en los sueños sucede) aparece mi hno con un par de tipos que iban atrás nuestro, pero estos tipos eran conocidos, buena onda, o al menos no gritaban “es messi! es messi!”. La cuestión es que caminamos hasta que el shopping se puso hasta las pelotas de gente y cuando se empezó a armar tumulto por la presencia del joven minicrack, decidimos salir por una puerta lateral y perdimos a casi todos los curiosos menos a dos. A uno le agradecí que no publique la foto que acababa de sacarle a mi pequeño amigo, porque sino iba a buscar, cazar y deshollar viva a toda su familia (siempre quise decirle eso a un paparazzi) y el pelado terminó levantandome el pulgar con cara de “mensaje recibido, sólo se la mostraré a mis nietos”. El otro era un chabón flaco alto de rulos y barba oscura, que se hacía el sota caminando al lado nuestro sin dejar de mirar de reojo, así que lo cacé de los pelos y después de refregarle la cara contra una pared le dije algo tipo “es mi primo y lo veo una vez al año, no me cagues el día”. El pibe se ve que captó el mensaje, porque se dio media vuelta y se fue sin decir una palabra. Ahora que estoy despierto pienso que tranquilamente se podría haber ido a algún móvil de crónica a contarles que el primo de Messi lo amenazó de muerte, pero en ese momento fue lo único que se me ocurrió. Y es mi sueño loco, no tengo tiempo para ponerme a charlar diplomáticamente! Acá se hace lo que yo sueño y punto!

Apenas me di vuelta para volver con mi apadrinado, me doy cuenta que no estaba! Puta madre! miro para todos lados (esto lo debo haber escaneado de alguna peli de suspenso) y el minimessi no está! Llamo al celular y no contesta! Aparece mi hermano y los dos tipos buena onda y nos separamos a las corridas por todos los pasillos y vericuetos a la vista en busca del pibe. Después de varios pasillos, puertas cerradas, termino rodando por una escalera caracol hasta un entrepiso. Veo una salita con luz tenue y un pasillo lleno de puertas, casi sin luz. Parece como unas oficinas viejas viejas, como si las estuvieran arreglando o pintando. Cuando estaba por subir las escaleras de nuevo veo que hay personas de limpieza que están bajando algo tipo una camilla así que me hago el boludo y camino por el pasillo. Abro una puerta y me encuentro con varios personajes del laburo. Suena mi celular y mi vieja me dice que el minimessi estaba en casa jugando con la compu y que “cómo lo dejé solo!”, en fin no quería sermones así que le colgué. Al darme vuelta, veo a los de limpieza acompañados de unos médicos que habían improvisado un quirófano sobre una mesa. Y mientras unos le hacían resucitación con un desfibrilador a un tipo que era parecido a Barak Obama (pero con el pelo un toque más largo y no se porqué tenía una cinta de embalar tapándole la boca), los demás destapan un mantel y abajo estaba lleno de vasos de todos los tamaños y colores, y también botellas de alcohol barato. Y todos se ponían a brindar y yo saqué de abajo un sachet de plástico con un líquido color miel que se llamaba “camellito” y me acuerdo que dije “quien compró esta mierda, debe ser intomable!” y la “amante del pitufo enrique” (no quiero dar nombres) me respondió “a mi me gusta!” y yo me senté en el piso y terminé mirando al cielo con las manos en alto mientras los shocks del desfibrilador le ponían como huevo los ojos al clon de Obama.


NOTA I: la verdad es que no soy ni primo ni amigo de Messi (ni lo fui cuando tenía 11 años, como en mi sueño). El único contacto que tuve con él fue cuando escribí los guiones de la promo “gol en contra” (donde Eber Ludueña le enseña a ser un defensor rústico como yo) pero ni siquiera pude ir a la filmación a conocerlo en persona. Sin embargo por lo que lo ví a través de la tele me parece un buen pibe, y yo tengo una hermana soltera así que si quiere venir a comer huevos rellenos a casa, díganle que se cope (sin el celular).

NOTA II: si este post le llega a Mc Cain (al candidato a presidente de Usa que se hizo famoso por sus papafritas y su loca loca idea de conquistar al mundo), díganle que aunque soñé que lo torturaban a Obama, yo lo banco a muerte y le prohibo que haga realidad las barbaridades que intento traducirles. desde mi inconsciente colectivo. VAMOS OBAMA CARAJO!

3.2.08

EN BUSCA DEL CARIBE ENTRERRIANO II

CAPITULO II: “LA ILÍADA O LOS BANCOS DEL RIO URUGUAY”

Segundos antes de que el hotel cierre el horario de desayuno, nos parapetamos frente a las últimas medialunas y un café con leche que nos devolvió el alma al cuerpo. El cabezón no tardó en acoplarse a la recarga de energías, y minutos más tarde estábamos frente al río ayudando al Capitán de mar y tierra a bajar la embarcación de la camioneta. Mientras terminábamos de hacer los últimos ajustes, se acercó un paisano azorado ante la nave que tenía ante sus ojos. Contó la anécdota de rigor (en el interior todos tienen una para cada situación – será por eso que mucha gente me pregunta de que pueblo vengo?!) y se subió a la canoa para admirarla de cerca. Y fueron tantos los piropos que le suministró, que en un momentos todos nos miramos y pensamos para nuestros adentros “el viejo se la quiere empomar”. Para nuestra fortuna, sus hijos bajaron una lancha a motor justo a tiempo y el viejo resignado no tuvo otra que bajarse de su amada y emprender un tedioso viaje familiar en la “misma catramina de siempre”.


El Capitán de mar y tierra nos dio algunas indicaciones útiles (cómo se rema, cómo se maneja la vela y qué hacer si nos traga una enorme ballena blanca) y luego de repartir los chalecos salvavidas nos adentramos en el río Uruguay con una formación temible: abajo, el Capitán de mar y tierra; en el medio, el contramaestre andy y Yo; y arriba a luchar solo contra las olas y el viento, el cabezón. Cabe destacar que a pesar de la inexperiencia y juventud del plantel, bajo el mando del Capitán de mar y tierra y con algo de ayuda del viento y la corriente, logramos nuestra primera hazaña en tiempo récord. Así fue como llegamos a los bancos del río Uruguay.


Los bancos suben y bajan según el caudal del río que se modifica constantemente, lo que permite que uno pueda, como en la foto que precede a esta nota, pasar un apacible día en familia sobre una montaña de arena que en cuestión de horas se desintegrará para siempre.


Para tranquilidad de abuelas impresionables, agorabóficos y todos aquellos que no han estado sobre un banco de arena, les confieso que apenas termina el banco no hay una fosa submarina que llega hasta el centro de la tierra, plagada de dinosaurios prehistóricos y sádicos dentistas con snorkel dispuestos a arrancarte las muelas de juicio. Por el contrario, durante varios metros de caminata sólo encontrarán que el agua apenas les pasa los tobillos y algún que otro pescado no más grande que un capuchón de lapicera bic les pues llegar a pasar cerca (si se quedan quietos un ratito). Quizás esta apreciación refuerce la teoría de que Dios es argentino, y que Jesús no caminaba sobre las aguas del mar, sino sobre los bancos de arena del caribe entrerriano.



Después de un rato de festejos, sesiones de fotos y de sacar algo de agua que se había colado en la nave, empezamos a pensar que el banco de arena nos quedaba chico, sobre todo porque además de nosotros había una familia completa con reposeras, heladerita, mate y por la cara del kía, a la suegra enterrada en la arena a modo de ancla. Necesitábamos un nuevo desafío, una nueva isla, un nuevo continente quizás! Pero como habíamos aprendido a remar sólo media hora antes de llegar al banco, bajamos un poco la vara y nos conformamos con la idea de la isla propia. Así que zarpamos con viento y corriente a favor rumbo al lado secreto del caribe entrerriano.
Nos metimos entre dos islas y pasamos del otro lado del río, admirando sobre la derecha la inexpugnable costa de la República Oriental del Uruguay que escupía ramas y arbustos para imposibiliarle a los asambleístas cualquier intento de desembarco revolucionario. A pesar del viento que se había levantado y de la corriente que nos llevaba a velocidad crucero, los ahora viejos lobos de río remamos sin parar buscando el paraíso subtropical que conforman las playas secretas del caribe enterreriano – según indicaciones de nuestro Capitán de mar y tierra, sólo confirmadas a través del google earth (ya que, recuérdoles, estamos en territorio inhóspito, donde nadie ha logrado llegar, quizás temerosos de que alguna andanada de flechas y dardos envenenados de las tribus isleñas los transformen en algún pariente de Hellraiser). Fue así como llegamos a la isla de Lost.

2.2.08

EN BUSCA DEL CARIBE ENTRERRIANO

CAPITULO I: "LA RUTA DE LA MUERTE O ESCALERAS AL CIELO"

Salimos casi rozando el mediodía, con mis compañeros de ruta en plena recuperación de la previa, con despedida de Soda Estéreo incluida. Anteojos negros y CD´s recién quemados. La promesa de la elección de los “12 temas más influyentes de mi vida” – para escuchar en el camino, es una deuda que me quedará pendiente para la próxima aventura. Pero los compañeros no fallaron y emprendimos la travesía con una emotiva carga de mp3, a la que sólo le faltó “Azul” del hijo del corchito erótico.
Nuestra primera escala, para despejar la curiosidad del lector que estará mirando con los ojos entrecerrados la foto que sucede a esta suerte de introducción, es el puesto policial de la localidad de Ibicuy, donde frenamos después de una emotiva charla sin hoja de ruta y algún que otro pif típico de los que viajamos donde nos lleve el viento.
Mis abogados detuvieron el auto y se dirigieron, “acompañados” por dos gendarmes de la zona, a conversar sobre la jurisprudencia que tiene que ver con la seguridad y el tránsito en general. Yo me quedé en el auto pensando cómo iba a utilizar mi único llamado, dispuesto a implementar el asesoramiento que tantas películas hollywoodenses me han dado a lo largo de los años.
Los vidrios espejados de la oficina reflejaban lacerantes haces de luz que impactaban sobre mi cráneo. Y cuando uno está solo con el auto frenado en la ruta frente a un puesto policial y sus abogados no dan indicios de vida, con el sol cascoteando el vehículo y las ventanas cerradas, uno empieza a pensar cosas. Y aunque a los pocos minutos salieron mis abogados meta abrazo y palmada con los oficiales de la ley, y me contaron que con un poco de profesionalismo y especialización en leyes de tránsito logramos seguir camino sin papeleta ni “aderezo”, les pido que presionen el botón de play para conocer mi versión de las cosas. Por lo menos, así lo pensé yo. Sic! Sic!




El CD del conductor se había terminado y llegó el turno del CD del cabezón. Y después, el horror. Quiero hacer especial hincapié en la importancia de elegir temas musicales rigurosamente antes de emprender una travesía por la ruta de la muerte, porque además de las conversaciones que uno mantiene con los compañeros de ruta, la música para empresas semejantes debe mantener al conductor del rodado despierto y atento en todo momento, y quizás el Indy rock que arrullaba el CD del blondo abogado (ideal para acompañar vinos tintos en un cómodo puff) no fue la mejor elección que podíamos haber hecho. Acompañados por el sonido del andar del vehículo, terminamos peleándonos a ver quién cabeceaba más, mientras mentalmente pensaba en que tenía que incluir un par de temas más “pulenta” para cuando queme mi CD de canciones para viajar. Luego de adelantarnos a un camión que venía de dejar unos 0km, decidí que el tema insignia de Led Zeppelin no podía faltar en esa lista.


A propósito de quedarse dormidos, un par de kilómetros antes de llegar nos encontramos de la mano de enfrente un camión volcado a 180 grados (cuan cucahracha luego de hacer pasado una mala noche en el boliche "cucatrap") con la cabina del otro lado de la zanja y el acoplado que no hace mucho habría escupido por la ruta cientos de cajas y pertrechos varios. Y estuvimos a punto de sacar una foto, pero al ver al conductor y al acompañante sentados sobre unas cajas al costado de la ruta con cara de “quién me mandó a poner el compilado del cabezón”, decidimos apagar los flashes y dejarlos libres de escrache.
Después de pasar varios peajes, puestos policiales, el puente de Zárate, camiones con gordos al costado y varios pájaros carbonizados pegados a los cables que unen los postes de luz, llegamos a las afueras de la ciudad. Y ahí nos dimos cuenta que, por lo menos, Andy y yo, habíamos llegado a casa.