24.2.09

POR QUE ODIO AL FACEBOOK - TOMA 2

YA TENGO FEIBUUUUUUUUUUUU! Y AHORA QUÉ HAGO?!


Recién recién estaba pensando que hace un tiempo por laburo me armé una cuenta de facebook. NUNCA SUBÍ UNA FOTO, pero empecé a aparecer en un montón de fotos donde me incluían sin mi consentimiento (el 99% con cara de pelotudo- cosa de la cual también tiene algo de culpa la maldita genética) . NUNCA ESCRIBÍ UN MURO, pero cada vez más gente escribía el mío pidiendo que me haga amigo del facebook (amigo de Sergio Lapegüe y hasta ahí nomás!), que comente en el suyo, que no luche contra el sistema (sistema: yo no soy el pelado mariconzón del comercial que te quiere como sos!) , que el facebook era bueno, lindo, QUE EL FACEBOOK ERA DIVERTIDO! Entonces me di cuenta de que estaba rodeado: de un lado, por desvergonzados; del otro, los ilusos.


Y APROVECHO Y TE PREGUNTO A VOS: PARA QUÉ USAS EL FACEBOOK EN VERDAD? SINCERATE! SACATE LA CARETA, EL ÑOCORPI O LA CINTURIJA ... CONFESÁ! YA! YAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

16.2.09

NERVIOS PRE-EXAMEN

Las mujeres que se ponen nerviosas antes de los exámenes, sacan 8 mínimo. Los hombres que se ponen nerviosos sacan 4 con suerte. Y los que no se ponen nerviosos pueden llegar al 8 si les dan suficiente tiempo. Y las que se ponen una mini y un buen escote, ponen nerviosos a los profesores, y aprueban con lo que dios les dió. Pobres los hombres que se ponen mini y escote para dar exámen, porque ponen nerviosas a las señoras mayores, y tarde o tempano terminan con el culo roto.
He dicho.

15.2.09

CHAPADMALAIS 1.0-INFIERNO ENCANTADOR

VIERNES DE CENISA


No tardé mucho en armar el bolso: había que llevar lo mínimo indispensable porque éramos 9 personas repartidas en dos autos, así que cualquier remanente de la fiesta menemista (tóquense un huevo o estrújense una teta por favor), estaban expulsados del fin de semana celestial. Así que arranqué pal Coto (yo te conozco: cada día más carero sos!) a encontrarme con los encargados de las vituallas, y cuando se empezaron a sumar los pescados en el balde, zarpamos con el tanque lleno (de comida y bebida, obvio) rumbo al centro, a hacer la primera escala técnica. No sin antes, como en cualquier viaje, olvidarnos la licuadora, porque si hay algo que no puede faltar en un viaje es una licuadora, no?) Así que volvimos a por la licuadora y el viaje, al fin, empezó a tomar forma.
Nos encontramos con la bandita del centro, que esperaba las repartición de personas y vituallas en el otro carromato, y luego de los saludos el rigor, partimos. Después frenamos. Partimos otra vez. Frenamos. Partimos. Y volvimos a frenar. Porque cualquier viernes veraniego a las 5.30 de la tarde, el microcentro porteño se transforma en un constante frenar y partir. Qué dice Mauricio a todo esto? Dice “wiwillwiwillrokiú!”




Del viaje no hay mucho para contar: charlamos, morfamos, cambiamos la música, nos reímos del mostro del Taunus rojo, puteamos a más de un pelotudo que anda por la autovía como tereso por desagüe. Lo único que me llamó la atención fue cuando, ya cerquita de “La Feliz” (apodo palitortéico si los hay) pasamos por “Viboretá”. Nunca había visto un cartel de “Vivoretá”. Ema tampoco. Cómo se llamarán sus habitantes? De qué se alimentarán? Habrá reina de Vivoretá? Serán Vivos posta? Mientras nos hacíamos estas preguntas fundamentales para el futuro de la humanidad, las morsas de atrás, morseaban. Las ruedas rodaban, y la noche anochecía.


Pasada la medianoche, pasamos la feliz. Pasamos los acantilados, pasamos a escuchar constantes rugidos estomacales porque todavía no habiamos cenado. Llegamos a la Mansión Dorna en medio de un mar de lamentos, porque entre la hora de llegada y la sudestada que se nos venía encima, peligraba – SI, PELIGRABA – el asado celestial.


Mientras algunos empezaban a bajar lo bolsos, el fresco calaba más hondo que Schiavi en un córner, otros recorrían las instalaciones, y los menos (siempre los menos, o sea yo) nos adentramos tierra adentro en busca de una parrilla. “acá se rindió Rambo” – creo haber escuchado por lo bajo. o por ahí fue el viento. O Mabel. Que se yo. Siempre quieren saber todo ustedes! Bueno, el diálogo siguiente da cuenta de la situación:

- che, donde está la parrilla?

- ahí, donde el casero dejó la lamparita prendida

- pero no hay una parrilla ahí

- siiiiii fijate.

- (fui y volví pero la parrilla… SE HABIA DADO A LA FUGA!)

- che, hay como unos ladrillos ahí abajo… hay unos fierros, algo! donde podamos tirar la carne?

- ah, si ... en el garage!

Bajamos al garage, agarramos “una especie de reja-tostador para 4 personas sin bidet” y la llevamos hasta lo que quedaba de la póstuma parrilla, y empezamos a desarrollar, bajo la tormenta en ciernes, con vientos huracanados, un nuevo concepto en parrillas: la parrilla de “Lost”.


Otra cosa que no teníamos era maderita. Sólo teníamos un diario húmedo, una pala, un par de encendedores Bic y dos bolsas de carbón. Y así, bajo una andanada de “esto no va a prender nunca”, “hay delivery acá?!”, “tengo hambreeeeeee”, a la 1.30 del sábado, nos dispusimos a taparles la boca con carne a los infieles.



Y gracias a las paladas del Brigadier Larese (y a su palo mágico), la garra del Mago Emmanuel, el techito-pared multifunción que aportó la teoría cuántica de Enzo, el descubrimiento de la Pepita de Palma y las colaboraciones etílicas de algunos otros, apenas pasadas las 4 de la mañana, logramos lo que nadie, lo que nunca, lo que jamás el ser humano había logrado.