27.7.09

SALANDO LAS HERIDAS

Lunes 3 am. 50% de insomio 10% de resaca, 29,9% de hoy hice un firulete en el winning eleven a propósito, y el resto son esas cosas que te pasan a las 3 am de un lunes. El otro día recibí (y no es la primera vez) no una queja sino un llamado de atención por la falta de material fotográfico que solía acompañar las noches con amigos. Que la cámara nueva es más grande. Que sino saco yo no saca nadie. Que estoy tratando de no ser tan dependiente de la mochila de los redondos. Excusas! Patrañas! Blasfemias. Empecemos de nuevo. Punto y aparte. Lunes 3 am. Voy a contarles la última gran excursión de pesca que me unió aún más con mis compañeros de ruta. Desde ya les aviso que este bautismo ictícola no es moco e pavo. para los impresionables y los impacientes que quieren la versión corta de la historia, manden un SMS con la palabra COIS al 2020. La versión larga y jugosa la auspicia WWW.KENDOSUSHI.COM.AR .

SALIMOOOOOOOOO!

Cuando empezó la historia eramos más de los que se podían contar con los dedos de las manos, pero al auto nos subimos 4. Los grupos, las apuestas, los dimes y diretes que hicieron que la excursión se postergue un par de semanas quedaron atrás cuando el cuchineis, Adri y yo lo pasamos a buscar por Kendo a Memilains (CEO de la sucursal belgrano). Pasadas las 23 el golcito explotaba de todo lo que 2 personas que pescan y 2 que nunca antes lo habían hecho (estamos hablando de la pesca, no sean pejerreyes) podían necesitar para acampar un par de días en las orillas del Río Salado: Cañas, carpa, implementos de pesca varios, heladera con bebidas, leña y carbón, puchos, sillas plegables, puchos, mate y galletas, lámparas a batería, puchos, mabel, mochilas, la almohada de Adri, la masa mágica del gordo Ríos para pescar carpas, y puchos. Zarpamos para la feliz con la radio que nos regaló "Azul" de cristian castro, "fuego contra fuego" de ricky y no me acuerdo qué tema de Arjona fue el que me hizo un no se qué y no pude seguir cantando. Quizás las 3 chimeneas parlantes que me rodeaban tenían algo que ver en eso. Siguiendo el plan maquiavélico del Gordo Ríos antes del kilómetro 170 (aprox) nos despegamos de la ruta 2 bajando por donde había un cartel que decía "acá se quebró Chuck Norris" (pero ese cartel se lo afanaron para usarlo de parrilla), y pegados a uno de esos puentes desde donde quise alguna vez pescar cada vez que iba de camino a la feliz, en el medio de la oscuridad total, frenamos el auto. Había un par de fogatas que alumbraban lo mínimo indispensable de los campamentos de viejos pescadores. Armados hasta los dientes de bártulos y cacharros empezamos a hacer ruido siguiendo el margen del río, bajo la atenta mirada de las caripelas por 14 millones que nos miraban con cara de "yo tenía un poster tuyo cuando estuve en sierra chica". No se veía nada y lo poco que se veía era hostil. Un rio tan profundo como peligroso, 3 metros de tierra humeda escalonada (el río estaba bajo) e inmediatamente después un mar de cardos y yuyos duros como el alambre, hijos del sol que curte sin hiel y el agua marrón que escupe el Salado.

Y AHORA PONELE A TODO MUCHA HELLMANN´S.

A unos 300 metros del auto, donde no se veían las luces de la ruta y lo único que se escuchaban eran los correteos de las ratas, con ayuda de los faroles y el hambre reinante unos armamos la carpa a velocidad crucero. Otros volieron a buscar lo que quedaba por bajar. Armamos las cañas, la vestimos a mabel de blanco y empezamos los primeros lanzamientos, sin saber -hasta la mañana siguiente- que la carpa la habíamos armado justo sobre la minisenda que era el único paso transitable para zafar de los cardos en los tobillos.


Quizás ese fue el motivo por el que a cada rato pasaba gente pegada a la carpa mirando con cara de pocos amigos, y por lo que yo personalmente decidí tener el cuchillo a mano por si las moscas. Antes que me claven con un destornillador oxidado le doy el mío que está bien afilado, así me queda una cicatriz más estética, vió?!


Y acá podemos decir que empieza la real odisea: enseñarles a pescar a Adri y a Memilains en el medio de la oscuridad total. Rozando la hazaña, podemos decir que para cuando salió el sol ambos encarnaban con masa, lanzaban e incluso se dieron el lujo de clavar y recojer varios ejemplares. Aunque el momento en que los pescadores nóveles se hacen hombres agarrando su presa y sacándole el anzuelo, todavía el cuchineis y yo lo estamos esperando.




Podemos decir que el chuchineis fue el que mayor cantidad de carpas sacó. Menos mal que las apuestas quedaron sin efecto. Y menos mal que llevamos la masa del gordo Ríos.


Podemos decir que el colorado se peleó por vez número 50 con su reel rotativo y juró jubilarlo aunque esté como nuevo. También podemos decir que cuando yo estaba levantando una de mis primeras capturas, en el medio de la noche se apareció una rata a mis pies y los 3 valientes compañeros se evaporaron haciendo pasos de can-can rumbo a la carpa.
Podemos decir que todo lo que pescamos lo devolvimos y lo que no, se lo regalamos a los "amigos de al lado" que cayeron con arco y flecha en busca del relleno para las empanadas de la semana. De día el clima era tan hostil que hasta cruzamos líneas con el chapu Nocioni.


Recién cuando empezó a aclarar nos dimos cuenta dónde estábamos parados. La carpa en la senda, rodeados de una sucursal del CEAMSE (lector: la próxima vez que tires un papelito por la ventana cuando vas manejando por la ruta, ojalá que se te prenda fuego el motor) y con el club de fans de Barreda a nuestros flancos. Nos metimos en la carpa a dormitar un par de horitas hasta que el calor nos sacó de la madriguera, y mientras memilains pispeaba el asadito empezamos a pergeñar la retirada. Sentados en las sillas plegables con plato de madera, vaso, jugo fresco cuchillo y tenedor para cada uno, fuimos todo el glamour que el río salado disfrutó en su vida. Fuimos Mirta Legrand por media hora. Después del chori, la morci, la tira y los bifes anchos que hicieron lagrimear a más de un sintecho presentes, donamos lo que quedaba de masa mágica para "lopibe" y levantamos campamento pasando las 2 de la tarde. Con el orgullo intacto, más de una docena de carpas de 4 o 5 kilos en la memoria y muchas muchas ganas de bañarnos y dormir en un colchón de verdad, el cuchinero prendió nuevamente los motores y emprendimos la retirada rumbo al reposo del guerrero.


4 comentarios:

Guadex dijo...

MUY PINTORESCO EL RELATO DE LA PESCA! ME IMAGINO A LOS PESCADORES VECINOS HACIÉNDOLES PIQUETE AL LADO DE LA CARPA!!!!!!JAJAJJA

Liduvina dijo...

La sangre del primer pescado es terribleeee!!

SANTIAGO dijo...

Lidu no le pasó nada, hacé de cuenta que se lastró un plato de sorrentinos de arriba. 10 minutos después estaba coleteando en el medio del río, listo para contarle la anécdota a sus correligionarios

oenlao dijo...

muy buen relato de pesca. para la week end.